jueves, 26 de marzo de 2009

SOBERANIA Y SEGURIDAD

Por: Raymundo Royo

Una de las principales medidas adoptadas desde el inicio del gobierno que encabeza el señor Felipe Calderón fue el denominado “combate a la delincuencia”, que principalmente se ha centrado en un ataque a todo lo que representa o está vinculado con la actividad del narcotráfico que se relaciona con lo que jurídicamente se conoce como “delincuencia organizada”.

En lo que va del gobierno del señor Calderón, el resultado de esas acciones de “combate a la delincuencia” ha sido la muerte de casi diez mil personas entre presuntos delincuentes, policías, militares y demás personas inocentes de toda esa actividad, y ante lo grotesco y triste de ese resultado, la delincuencia organizada sigue operando en territorio nacional y pareciera seguir posesionándose cada vez más a lo largo del territorio nacional.

Luego, ante los resultados que se están teniendo, el gobierno de Estados Unidos ha pretendido que el crecimiento de la delincuencia en México es un asunto de seguridad nacional para ese país y con ese pretexto, y basados en acuerdos que ponen en estado de vulnerabilidad a la soberanía nacional, cada vez se están posesionando en territorio nacional con sus diferentes grupos policíacos y militares, y todo ante la mirada lejana del señor Calderón.

Ante todo ese panorama, vale la pena preguntarse cuál es el principal interés en combatir a la denominada “delincuencia organizada”, máxime que pareciera que el combate por parte de gobierno se centra en las actividades de narcotráfico relacionado con la ilegal exportación de ese tipo de productos principalmente al vecino país del Norte.

Al respecto, vale la pena recordar que el mercado norteamericano de consumo de drogas es el más grande del mundo; es decir, existe una altísima demanda de ese tipo de sustancias derivadas del narco, que van desde la planta conocida como mariguana hasta los derivados químicos de la cocaína. Ante la demanda tan atractiva de ese enorme mercado, se sabe que han surgido “empresas” encargadas de producir y comercializar tales productos, las cuales se tiene conocimiento de que se encuentran principalmente en países como México y algunos de Sudamérica como es el caso de Colombia, esto en virtud de que en esas latitudes es posible que se obtengan las materias primas para tales producciones.

El mercado mexicano de consumo de drogas, afortunadamente se sabe que se encuentra en niveles mucho menores que los existentes en Estados Unidos, y también se sabe que debido al bajo poder adquisitivo la demanda de éste tipo de productos se centra en algunos que no alcanzan a ser tan dañinos en comparación con diversas drogas sintéticas.

Por otro lado, según datos muy conservadores de diversos analistas, los ingresos percibidos por los cárteles mexicanos por venta de drogas a Estados Unidos se dice que alcanzan poco más de 30 mil millones de dólares anuales; ese dinero llega a territorio mexicano de manera clandestina y resulta lógico suponer que una importante parte se va diluyendo a través de diversos pagos efectuados por éstos grupos por concepto de sueldos, compra de materias primas, dádivas, protección, etcétera. Para ello, se tiene la idea de que deben existir diversos grupos empresariales encargados de hacer un “lavado” de ese dinero. Desde un punto de vista totalmente frío, podría decirse que la economía interna se ve favorecida con la derrama de recursos que puede representar ese nivel de ingresos, ya que es de suponer que una gran parte de ese dinero no sale de territorio nacional, y por ende representa gastos efectuados dentro del mercado interno. Por otro lado, para Estados Unidos representa una salida de dinero que indudablemente afecta las finanzas internas de esa nación, y en una época de crisis como la que vive actualmente ese país, es de suponer que no les agrade nada que esos montos tan altos se escapen del territorio norteamericano en tales condiciones.

Ante todo ello, resulta fácil suponer que las actividades de combate a la actividad del narcotráfico en México sirvan de beneficio principalmente para Estados Unidos; sin embargo, para que verdaderamente pueda tenerse una efectividad sería de suponer que el vecino país del Norte estaría instrumentando medidas de combate al consumo de estupefacientes, y precisamente eso no se ha observado claramente… ¿entonces si ese país no parece tener grandes medidas de combate al consumo de drogas entre su población, por qué parece que están tan interesados en fomentar las actividades de “combate a la delincuencia” instrumentadas por el gobierno que encabeza el señor Calderón?, ya que por causa de la Ley de la oferta y la demanda, mientras exista una gran demanda de algún producto siempre existirá una gran oferta… eso puede llevar a suponer muchas cosas, pero, cualquiera de ellas implica el riesgo de un incremento a los niveles de inseguridad en territorio nacional y una pérdida cada vez mayor de la soberanía nacional.

Saludos.

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